miércoles, 26 de enero de 2011

-¡Ahora, Peter!

Las estrellas son hermosas, pero no pueden participar activamente en nada, tienen que limitarse a observar eternamente. Es un castigo que les fue impuesto por algo que hicieron hace tanto tiempo que ninguna estrella se acuerda ya de lo que fue. Por ello, a las más
viejas se les han puesto los ojos vidriosos y rara vez hablan (el parpadeo es el lenguaje de las estrellas), pero las pequeñas todavía sienten curiosidad. No es que sean realmente amigas de Peter, el cual tiene la traviesa costumbre de acercarse sigilosamente por detrás y tratar de apagarlas de un soplido, pero como les gusta tanto divertirse, esta noche se pusieron de su parte y estaban deseando que los mayores se quitaran de en medio. De modo que en cuanto la puerta del 27 se cerró tras el señor y la señora Darling hubo una conmoción en el firmamento y la más pequeña de todas las estrellas de la Vía Láctea gritó:
-¡Ahora, Peter!

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