sábado, 23 de abril de 2011

Una de... qué se yo!

Llámalo como quieras, rencor dosificado, odio paulatino, puede que hasta envidia junto con una pizca de gracia. Llegado a tal punto, desde aquello que pudo aparecer entre mi cajón de los sentimientos, lo único que me apetece es hacerte un poco de daño, por mínimo que sea. Puede que te importe un poco, pero lo disimulas bien. Demasiado bien diría yo. Así que paso, dejo tu estúpido juego de niños. Me encantaría mandarte las reglas del de los adultos para que te dieras cuenta de lo que parec... de lo que eres, pero mejor que las vayas aprendiendo, como hemos hecho todos.


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